miércoles, 9 de febrero de 2011

SIRIA – JORDANIA. III.

Estamos entrando en la fortaleza de Karak. Un fortín encaramado en una colina desde la que, creo, se puede divisar el mar Muerto. Este castillo era uno más de la línea de fortificaciones cruzadas que, en el siglo XII, discurría entre Al-Aqaba, en el mar Rojo, y Turquía.

En él encontramos torres defensivas, murallas de grosores y alturas descomunales, calabozos que hunden el ánimo, y unas vistas en derredor magníficas.










Tras beber bañeras de agua, ponemos rumbo de nuevo hacia el sur. Eso sí, antes de salir de Karak, nos toca sufrir un atasco monumental entre autobuses saliendo-entrando-empujando de la estación de autobuses, pitando, gritando, picándose y no moviéndose, etc. Fascinante.

Así pues, salimos por la Carretera del Rey rumbo a Wadi Musa (Petra), acompañados por una bandeja de medio kilo de higos riquísimos que le compramos a un chaval en la gasolinera, y por el Sol que oprime el techo del coche desde las 6 de la mañana.

Por el camino, nos encontramos escenas curiosas a las que también estamos acostumbrados en estas tierras.

Por fin, nos vamos aproximando a Wadi Musa, la ciudad actual junto a la antigua Petra. De todos modos, nos habría venido muy bien que hubiesen puesto un cartel, aunque sea uno, que dijera que hemos llegado a Wadi Musa, y que Petra está en determinada dirección. ¡Qué vueltas y re-vueltas hemos estado dando por calles sin nombre y cruces sin indicaciones, con un plano en la mano que mejor emplearlo para espantar las moscas! Tras preguntar a un chaval que paseaba por la carretera, nos orientamos, y llegamos a las inmediaciones de Petra.

Ahí están los flamantes Mövenpick y Marriot. Bueno, preguntemos precio en aquél otro J La primera ducha después de salir de Bilbao nos supo a teta.

Esta noche, nos damos un paseíto, y cenamos comida local; similar a la libanesa, sabrosa.

Por fin, ya, podemos dormir en una buena cama! Hasta mañana!

(Seguimos en el siguiente post).

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